Fuerte como el hierro
Los escarabajos acorazados son conocidos por su exterior resistente que los protege de los depredadores. Una variedad especial posee una fuerza extraordinaria bajo presión. Su dura capa se estira en lugar de quebrarse. Pruebas científicas muestran que pueden soportar una compresión casi 40.000 veces mayor que el peso de su cuerpo.
Dios sabe
Una pareja se detuvo a mirar una pintura abstracta y observó latas de pintura abiertas y pinceles debajo del cuadro. Suponiendo que era un «proyecto en curso» que cualquiera podía ayudar a crear, agregaron algo de color y se fueron. Pero el pintor había dejado a propósito algunos suministros como parte de la exhibición final de la obra. Después de revisar la grabación del incidente, la galería no presentó cargos.
Valentía inusual
En 1478, Lorenzo de Médici, gobernante de Florencia, Italia, escapó de un atentado contra su vida. Sus conciudadanos provocaron una guerra al tratar de vengarse del ataque contra su líder. Cuando la situación empeoró, el cruel rey Ferrante I de Nápoles se volvió enemigo de Lorenzo, pero un acto valeroso de este cambió todo. Visitó al rey, solo y sin armas. Esta acción, más su carisma y brillo, se ganaron la admiración de Ferrante, y la guerra terminó.
Puesta a salvo
Una niña caminaba por un arroyo mientras su padre observaba. Sus botas de goma le llegaban hasta las rodillas. A medida que chapoteaba corriente abajo, se hizo más profundo y el agua comenzó a entrarle en las botas. Cuando no pudo dar otro paso, gritó: «¡Papá, estoy atascada!». En tres zancadas, el padre estaba a su lado, tironeándola hacia la orilla. Ella se quitó las botas y reía mientras el agua caía.
Una conversación amistosa
Catalina y yo éramos buenas amigas en la escuela secundaria. Cuando no hablábamos por teléfono, nos pasábamos notas en clase para planear si dormíamos en su casa o en la mía. A veces, cabalgábamos y compartíamos proyectos escolares.
Éxito y sacrificio
Durante un programa de estudio de verano, mi hijo leyó un libro sobre un muchacho que quería escalar una montaña en los Alpes suizos. Aquel joven ocupaba casi todo su tiempo entrenando para eso. Cuando finalmente partió hacia la cima, las cosas no salieron como planeaban. Un compañero se enfermó, y él decidió quedarse a ayudar en lugar de alcanzar su meta.
¿Qué debería decir?
Me detuve a mirar una caja de libros con la etiqueta «C. S. Lewis» en una tienda de libros usados, y apareció el dueño. Mientras hablábamos de los títulos disponibles, me pregunté si le interesaría la fe que inspiró gran parte de la obra de Lewis. Oré en silencio pidiendo guía. Entonces, me acordé de una biografía y empezamos a hablar sobre cómo el carácter de C. S. Lewis señalaba a Dios. Al final, di gracias porque una rápida oración reorientó nuestra conversación a cuestiones espirituales.
El mejor maestro
«¡No entiendo!», dijo mi hija mientras arrojaba el lápiz contra el escritorio. Trataba de resolver una tarea de matemáticas, y yo acababa de comenzar mi «trabajo» como mamá y maestra en casa. Teníamos un problema. No podía recordar lo que había aprendido hacía 35 años ni enseñarle algo que no sabía. Entonces, vimos a un maestro en línea que explicaba el tema.
Un aprendizaje gozoso
En la ciudad de Mysore, en India, hay una escuela hecha con dos vagones de tren acondicionados y conectados entre sí. Las unidades eran cajas de metal, inútiles hasta que los obreros instalaron escaleras, ventiladores, luces y pupitres. Ahora, 60 alumnos asisten a clases allí debido a la maravillosa transformación del lugar.
El Sanador supremo
Cuando un tratamiento médico empezó a aliviar las alergias alimentarias severas de un familiar, me entusiasmé tanto que empecé a hablar de eso todo el tiempo y a elogiar al médico que había creado el programa. En un momento, unos amigos comentaron: «El mérito de la sanidad siempre debería ser de Dios». Esto me hizo pensar. ¿Había sacado mis ojos del Sanador supremo?